
El terremoto fue de una magnitud de 6.8 grados en la escala de Richter y se sintió en toda esa zona asiática, que incluye a las naciones de Tailandia y Vietnam. Afortunadamente, no se produjo un tsunami como en el último desastre ocurrido en Japón.
Medios estatales informaron que los daños llegan a casi 400 casas, 14 monasterios budistas y nueve edificios gubernamentales. La mayor parte de los daños se dio en la villa de Mong Li, pese a que el epicentro ocurrió cerca a la localidad de Chiang Rai, Tailandia, escasamente afectada.
Mientras el gobierno tailandés ya habilitó centros de ayuda en algunas ciudades fronterizas, Mianmar ve la situación complicada al tratarse de un país mayormente rural y uno de los países más pobres de Asia. Sumado a ello, el gobierno militar se ha mostrado cauto a brindar mayor información sobre los daños, presumiblemente para evadir las críticas.